Micromovilidad: un reto de convivencia
A medida que las necesidades de los ciudadanos evolucionan, las ciudades se mueven con ellos. Nuevas formas de transporte, más eficientes, sostenibles y eficaces a la hora de esquivar las consecuencias del tráfico, se abren camino en el asfalto de las urbes: los vehículos ligeros han llegado para quedarse. Pero este desembarco presenta retos para la convivencia. ¿Hay espacio para todos? ¿A qué se enfrentan las ciudades?
Como punto de partida, es necesario aclarar qué es la micromovilidad y qué sistemas de transporte están bajo este paraguas: el término ‘micromobility’ fue analizado por primera vez en Copenhague en 2017, de la mano de Horace Dediu, analista de la industria de la movilidad que se refería así a esta nueva forma emergente de transporte. En esta definición se contemplan los Vehículos de Movilidad Personal (o VMP), es decir, “vehículos de una o más ruedas dotados de una única plaza y propulsados exclusivamente por motores eléctricos que pueden proporcionar al vehículo una velocidad máxima por diseño comprendida entre 6 y 25 km/h”, según el marco regulatorio de la DGT en España; como también las bicicletas eléctricas, las bicicletas compartidas…
En un mundo que hoy ya no puede mirar hacia otro lado en cuanto a sostenibilidad, la micromovilidad forma parte de las soluciones en la reducción de emisiones de las grandes ciudades. La Comisión Europea marca un objetivo ambicioso en cuanto a reducción de emisiones netas de Gases de Efecto Invernadero (GEI): “Nuestro objetivo de ser el primer continente climáticamente neutro en 2050 requiere cambios ambiciosos en el transporte. Se necesita un camino claro para lograr una reducción del 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el transporte para 2050”. Se hace evidente, entonces, que la micromovilidad será un instrumento definitivo en la consecución del objetivo climático.
Según el informe de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del IDB (Banco Interamericano de Desarrollo): ”A medida que los países de ALC (América Latina y Caribe) se modernizan y desarrollan, las tendencias sugieren que ello estará acompañado por un aumento en la adquisición y el uso de automotores; el vertiginoso crecimiento del transporte de carga también desempeña un importante y creciente papel en las emisiones contaminantes del aire y de GEI de los países de ALC. Existe una necesidad urgente de multiplicar e impulsar actividades y políticas de transporte sostenible bajo en carbono en la región”.
De hecho, al menos tres Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas hacen referencia a la movilidad y el transporte: ODS 8, referente al trabajo decente y al crecimiento económico; ODS 11, por las ciudades y comunidades sostenibles; ODS 13, de acción por el clima, ya que la movilidad sigue siendo un factor contaminante. La movilidad sostenible debe satisfacer las necesidades de transporte de manera equitativa entre todas las personas, además de descongestionar el tráfico de las ciudades y contribuir a mejorar la calidad del aire.
El crecimiento de los sistemas de micromovilidad en los últimos años en las ciudades se puede calificar de ‘explosivo’, con un boom de empresas diferentes que ofrecen transportes ligeros en formato de ‘sharing’, así como particulares que, cada vez más, apuestan por su compra. Se trata ya de una pieza fundamental en la construcción de ciudades del futuro y en una fuente de valor añadido para el ciudadano y para las empresas que se dedican a ello. Con un valor estimado de entre 300.000 y 500.000 millones de euros de cara a 2030, según el último informe de noticias y perspectivas económicas del especialista de inversión de Mirabaud, John Plassard, y un registro de 31,9 millones de este tipo de vehículos para 2025 (según el informe sobre micromovilidad de Frost & Sullivan) se hace necesario y urgente analizar los retos de convivencia de este tipo de transportes y apostar por su mejora y replanteamiento.
Retos de la micromovilidad
1. Seguridad vial
Las nuevas formas de movilidad presentan diferentes relaciones con el urbanismo, la tecnología, la seguridad vial y la sostenibilidad: no sólo es necesario un marco normativo en el que se especifiquen las reglas circulación de este tipo de vehículos; también la propia ciudad ha de adaptarse a la micromovilidad. ¿Cómo? Creando carriles específicos, disponiendo de espacios para el aparcamiento… con el objetivo de asegurar la integridad física de los usuarios y del resto de ciudadanos (tanto peatones como otros conductores).
Marta de Eusebio, Global Head of Micromobility en Cabify explica: “Como urbanita, necesito moverme de maneras muy diferentes en mi día a día por la ciudad. Lo que siempre permanece inamovible es el hecho de que cualquier opción que utilice debe tener una característica básica: sostenibilidad. La micromovilidad es una realidad como alternativa de movilidad sostenible. Entre todos, y yo como usuaria y profesional dedicada a ello, debemos fijarnos como prioridad buscar el orden y la convivencia de motos, bicicletas y patinetes con el resto de alternativas y con los peatones en las ciudades. El respeto a la regulación establecida, en circulación y aparcamiento, debe ser prioritario para todos como usuarios; sólo así conseguiremos que nuestras ciudades sean "libres de humos"”.
En el caso de España, por ejemplo, la DGT actualizó el pasado 21 de enero de 2022, el ‘Manual de características técnicas de los vehículos de movilidad personal’ . Según el subdirector de movilidad y tecnología de la DGT, Jorge Ordás, “el objetivo del manual es principalmente garantizar la seguridad vial y la protección al ciudadano que conduce un VMP, así como la del resto de usuarios que comparten con él la vía. En un segundo plano se busca que los vehículos que salgan al mercado posean unas garantías de calidad y durabilidad mínimas exigibles”.
El Gobierno de México, por su parte, publicó desde el Instituto Mexicano del Transporte, el documento ‘Micromovilidad, una alternativa de transporte’, con una destacable anotación que hace referencia a otro de los retos de la implantación de estos sistemas de nueva movilidad en las ciudades: la información y los datos como fuente de conocimiento.
“Al incorporar una nueva forma de movilidad, se deben establecer mecanismos para que todos los tipos de usuarios de la vía se conozcan y respeten entre sí. Un nuevo enfoque al entrenamiento y cultura vial general, desde temprana edad, favorecería este respeto y sana convivencia. Pero, en medio de una fuerte tendencia hacia el uso de nuevos microvehículos ¿cómo se podría acelerar el entrenamiento para su uso seguro? Para el caso de los populares monopatines de renta, se puede obligar o alentar la capacitación de sus usuarios requiriendo la realización de cursos de entrenamiento a través de la misma aplicación u, ofreciendo recompensas al completarlos (…) Con vehículos y usuarios cada vez más conectados, a través de la tecnología, podrían combatirse las limitaciones de las fuentes de información tradicionales a través de la interacción con los usuarios, los cuales podrían reportar incidentes o puntos de riesgo en tiempo real. Asimismo, la información que se puede recolectar a través de sistemas inteligentes de transporte facilita la elaboración de estudios origen-destino, mejora el monitoreo respecto a la demanda de nuevas rutas de transporte público y permite determinar ubicaciones estratégicas para estacionamientos. La recolección de datos a través de la micromovilidad puede revolucionar la manera en que se planea el transporte en un entorno altamente urbanizado”.
2. Soluciones de aparcamiento, recarga y custodia
La definición de micromovilidad va unida al concepto de multimodalidad (es decir, utilizar varios medios de transporte para llegar al destino). La inteligencia artificial y los sistemas de recopilación de datos son imprescindibles para entender cuáles son los puntos donde deberían situarse estos vehículos (cerca de estaciones de autobús, metro etc) así como en lugares con espacio suficiente como para no entorpecer el paso de peatones y del resto de vehículos (rotondas amplias, plazas, aceras con un ancho considerable…). De esta manera, se asegura su alta disponibilidad, es decir, la capacidad de los ciudadanos de tener al alcance algún medio de transporte en prácticamente cualquier lugar. ¿Pero cómo llegar a esta eficacia?
Una de las principales tendencias en los servicios de micromovilidad puede atribuirse a los avances tecnológicos: ”Los proveedores de tecnología ofrecerán una gran cantidad de soluciones para las operaciones y la gestión de las flotas, incluidas las soluciones de infraestructura, como las estaciones de acoplamiento inteligentes y las estaciones de carga alimentadas por energía solar, y las soluciones de hardware, como las cerraduras y los sensores inteligentes. Las tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial (IA), los sistemas inteligentes de gestión de flotas y los sistemas de navegación impulsarán el crecimiento del mercado de la micromovilidad”, augura Chanchal Jetha, analista de investigación sobre movilidad de Frost & Sullivan en el ya mencionado informe de la compañía.
Jetha añadió: "A nivel macro, una tendencia que ya se está produciendo es la integración de la micromovilidad con las plataformas de movilidad como servicio (MaaS). Esta convergencia permitirá la conectividad de primera y última milla para mejorar los desplazamientos, así como gestionar y atender la evolución de los requisitos de demanda y oferta de forma más eficaz”.
Un ejemplo de éxito en reconversión de micromovilidad para servicios en última milla lo encontramos en Brasil: “La empresa brasileña de bicicletas compartidas Tembici es otro actor en la región. Después de sufrir un golpe al principio de la pandemia, la empresa vio cómo se recuperaban los viajes a finales de 2020, e introdujo las bicicletas eléctricas en ese momento. Recientemente, ha recaudado 80 millones de dólares de la serie C en septiembre de 2021, que se destinarán a ampliar las operaciones a otros países y a reforzar su enfoque en los servicios de última milla”, como especifica el informe de la consultora CB Insights sobre la ‘Revolución de la micromovilidad'.
Y sobre la movilidad eléctrica, Nacho Vega, Sales Manager de Cabify para Empresas en España nos cuenta: “El coche eléctrico en ciudad es todo beneficios. No solamente por el hecho de estar haciendo las ciudades más saludables, sino a nivel operativo: coste de uso, Carril Bus-Vao… Así lo he descubierto desde que soy orgulloso propietario de uno. Pero sería aún más maravilloso si desde las administraciones, empresas, centros comerciales, gestoras de parking… se fomentasen los espacios de aparcamiento prioritario para este tipo de vehículos. No solamente con centros de carga sino también espacios prioritarios que fomenten que nos movamos en este tipo de vehículo sostenible.”
3. Expansión de la micromovilidad y la necesaria adaptación de las ciudades
El mismo informe de CB Insights determina: “Las empresas de micromovilidad -tanto las que se dirigen al consumidor como las plataformas de uso compartido- han experimentado una fuerte demanda como consecuencia de Covid-19, a pesar de una desaceleración inicial al comienzo de la pandemia. Las empresas de micromovilidad pueden crecer aún más a medida que más personas busquen alternativas de transporte al aire libre, respetuosas con el medio ambiente y con un solo conductor”.
A su vez, los organizadores de la gran conferencia sobre micromovilidad encabezada por Horace Dediu , aseveran que: “En un tiempo muy corto, vehículos pequeños y eficientes están alejando a los usuarios de alternativas pesadas e ineficientes. En muy poco tiempo, los patinetes compartidos y las bicicletas sin docks han captado a casi 500 millones de usuarios, haciendo de la micromovilidad la adopción tecnológica más rápida de la historia”.
Casos como la ciudad de Bogotá arrojan luz al futuro sostenible de la movilidad, como su Plan de Ordenamiento Territorial ‘Bogotá Reverdece 2022-2035’, en el que la ciudad “consolida un modelo de movilidad sostenible que descarboniza la ciudad” con el proyecto de construcción de 32 corredores verdes de 231 km y otras medidas que “consagran al peatón y al biciusuario como protagonistas del espacio público y de la movilidad de nuestra ciudad”.
4. La micromovilidad en las flotas de las empresas
La movilidad al trabajo es, en sí, un gran reto sostenible para las ciudades. “Nuestro modelo de movilidad genera impactos que afectan al bienestar, a la calidad de vida de los trabajadores, a la competitividad de las empresas y a la economía nacional. La exclusión social por falta de vehículo o permiso de conducción; las congestiones de tráfico; las dificultades para conciliar la vida laboral y la familiar por el tiempo dedicado a los desplazamientos; el ruido del tráfico y los efectos negativos sobre la salud, la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), la dependencia energética externa y de los combustibles derivados del petróleo…Sólo el transporte y la movilidad representan el 42 % del consumo de energía final de nuestra economía”, como define la Dirección General de Tráfico y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía de España en su estudio sobre la Movilidad al trabajo.
Cada uno de los actores implicados en la movilidad y la accesibilidad de los trabajadores a sus puestos de trabajo, tienen la capacidad propia de impulsar medidas que vayan en favor de un modelo de transporte más sostenible y seguro. Nos referimos a crear políticas de actuación por parte de la Administración, a través e la planificación urbanística y también de la gestión del transporte; también de la educación sostenible para que cada individuo opte por la decisión más sostenible en favor del cambio; pero también de las políticas de las empresas para favorecer la movilidad segura y no contaminante de sus trabajadores.
Por ejemplo, Cabify ha creado un nuevo servicio para las empresas ofreciendo el servicio de motos eléctricas de alquiler para la movilidad de los empleados de estas. Una manera de construir un ‘ecosistema de multimovilidad’ sostenible y eficaz.
La nueva movilidad ha llegado para quedarse: este nuevo tipo de transportes, asegura la descarbonización de las ciudades así como la descongestión del tráfico. Ante su amplia y beneficiosa aceptación, el número de empresas que ponen sus servicios de micromovilidad a disposición de los ciudadanos es creciente: por ello, las ciudades han de disponer de planes de micromovilidad y organización urbanística de los diferentes puntos de carga y aparcamiento así como un plan de seguridad vial actualizado.
Los avances tecnológicos y sostenibles deben venir siempre acompañados de las infraestructuras necesarias, de una legislación ad hoc, así como de subvenciones atractivas para las empresas. Al fin y al cabo, son las infraestructuras las que determinan la movilidad. Solo de esa manera los ciudadanos verán en estos sistemas de transporte una nueva forma de moverse, en la que confiar y mirar al futuro.
