Mucho se habla de lo que cuesta poner en marcha una empresa y poco, o nada, de lo duro que es mantenerla en el tiempo. Especialmente, cuando se trata de pymes que carecen de gran músculo financiero.
Si se hiciera, uno de los datos que habría que poner sobre la mesa es que, de todas las que se crean, pocas logran superar la travesía del desierto que suponen los dos primeros años de vida. Son muchas menos, las que sobreviven un lustro. De hecho, en el caso de las españolas, estaríamos hablando únicamente de un 38,5% (59451 pymes), según los datos del estudio Crecimiento empresarial. Situación de las pymes en España comparada con la de otros países europeos, publicado en noviembre del 2021 por Cepyme, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa.
El tamaño reducido de estas empresas, la burocracia excesiva, la dificultad para acceder a financiación y la morosidad de sus clientes, se encuentran entre los factores externos que dificultan su supervivencia. Ahora bien, también conviene recordar que hay prácticas internas que pueden entorpecer el negocio de una pyme y, sostenidas en el tiempo, contribuir a su desaparición.
Identificamos cinco de ellas y les ponemos solución.
1. Un plan de negocio, ¿qué es y cómo elaborarlo?
Un plan de negocio es un documento que reúne información sobre la situación actual del mercado, el sector y el entorno en el que se mueve nuestra empresa. Se desarrolla antes de ponerla en marcha, pero lo interesante es mantenerlo actualizado periódicamente para no perder perspectiva, conservar nuestra visión estratégica y atesorar capacidad de anticipación ante posibles contratiempos.
Entre los motivos que dan desde la aceleradora e incubadora de startups Lanzadera, para crear un plan de negocios están también el de su utilidad como hoja de ruta; los datos que permiten reunir sobre la competencia; cómo ayuda a comprobar la coherencia interna del proyecto, así como su viabilidad técnica y económica. También destacan que posibilita contar con un documento preparado para presentarlo a inversores, socios y clientes; y que incluye un plan de empresa que contribuye a definir las oportunidades, amenazas, fortalezas y debilidades (análisis DAFO) de nuestra pyme, además de sus objetivos y las estrategias para alcanzarlos.
Para elaborarlo, recomiendan que el plan de negocios cuente con los siguientes apartados:
- Resumen ejecutivo
- Descripción del producto
- Análisis del mercado y de la competencia
- Modelo de negocio
- Descripción del equipo y temas societarios
- Estado de desarrollo del negocio
- Estrategias de marketing
- Plan de contingencia
2. Cómo evitar una mala planificación y conseguir una buena gestión financiera
Para entender en todo momento si nuestra empresa es viable, necesitamos contar con información que nos hable de la previsión de ingresos y de gastos, de las inversiones pendientes de realizar, de cuáles son nuestras fuentes de financiación a corto y largo plazo, cuáles son nuestros costes y nuestra capacidad de producción, el nivel de ventas que necesitamos alcanzar para empezar a ganar dinero, los posibles escenarios ante los que nos podemos ir encontrando… En definitiva, necesitamos elaborar nuestro plan financiero y mantenerlo actualizado para tener capacidad de reacción.
Desde la escuela de negocios IEB Digital School, indican en este artículo que existen diferentes puntos que incluir en un plan financiero. No obstante, destacan los siguientes cinco como imprescindibles:
- Plan de inversiones
- Balance
- Presupuesto de caja
- Cuenta de pérdidas y de ganancias
- Plan de tesorería
3. ¿Tienes presencia digital? Ayuda a incrementar las ventas con ella
No estamos hablando de que tengas que empezar a hacer vídeos en TikTok o a publicar stories en Instagram. Como explican desde BeeDigital, empresa especializada en la digitalización de pymes, «la presencia digital de una marca es todo el contenido que circula en internet sobre un negocio» y con la que puede llegar hasta nuevos y potenciales clientes o, a la inversa, estos potenciales clientes pueden localizarla y descubrir los productos y servicios que ofrece.
Página web, redes sociales, reseñas, menciones en medios digitales, publicidad online, directorios de empresas… Son muchas y muy variadas las formas en las que una pyme puede construir y desarrollar su presencia digital. Para ir acotando cuáles son las herramientas que mejor se ajustan a sus necesidades, conviene tener claro el perfil de nuestro cliente, saber dónde podemos encontrarlos y escoger aquellas opciones que nos ayuden a llegar hasta él.
Teniendo claro, eso sí, que, con independencia de nuestra estrategia, no deberíamos renunciar a tener una página web. Desde BeeDigital las consideran como “el ‘corazón’ de la presencia digital de una marca, alrededor del cual giran todo el resto de elementos” y resaltan la importancia de que tenga un diseño atractivo, que su experiencia de usuario sea impecable desde cualquier dispositivo y que se vaya nutriendo con contenido de valor para potenciales clientes. Esto último puede lograrse mediante un blog que se mantenga actualizado mediante la publicación periódica de artículos que, además, nos permitirán trabajar el posicionamiento SEO y, con ello, mejorar nuestra presencia en los buscadores.
4. ¿Qué ocurre si descuidamos los procesos de selección?
Encontrar al candidato que reúna los conocimientos y las competencias necesarias para cubrir la vacante que tenemos en nuestra empresa y que, además, esté alineado con su misión, su visión y sus valores, no es siempre sencillo. Mucho menos, cuando estamos hablando de pequeñas compañías con un margen mucho más limitado para ofrecer salarios competitivos y planes de carrera ambiciosos.
Lo ideal en estas situaciones sería contar con un departamento de Recursos Humanos que, con su conocimiento de la empresa y teniendo en cuenta los perfiles del equipo en el que se integraría el nuevo trabajador, se encargara de todo el proceso de selección, desde la redacción de la oferta hasta la formalización del contrato.
Ahora bien, en las pequeñas empresas esta labor suele recaer en el propio CEO o, bien, en el responsable del departamento que necesita cubrir una vacante. En estos casos, la principal recomendación es invertir tiempo en el proceso hasta dar con el candidato adecuado. Una decisión cortoplacista puede traducirse en problemas a medio-largo plazo: renuncias, mal ambiente de trabajo, falta de funcionamiento de los flujos de trabajo…
Y es que, como apuntan en el artículo publicado por el Centro de Estudios Financieros, “si se quiere evitar tener una rotación muy alta en la empresa, se debe dedicar el tiempo necesario al proceso de selección, realizar la selección de manera imparcial y con el máximo rigor, cuidar la bienvenida a la organización, mantener un buen ambiente de trabajo, tener en cuenta el salario emocional y mantener unas condiciones laborales mejores, o por lo menos en la misma línea, que otras empresas del sector”.
Así pues, empieza por decidir qué requisitos debería reunir tu candidato ideal; y en base a ello, tómate tu tiempo para redactar una oferta de trabajo lo más completa posible en la que, como mínimo, incluyas el puesto específico a desempeñar, describas las funciones a realizar y aparezcan las condiciones laborales, entre ellas, la franja salarial.
Revisa con detenimiento los currículums que recibas y anota todas las dudas y preguntas que te surjan para plantearlas durante una posible entrevista. Será ahí, donde tú también puedas exponer qué se espera del candidato y explicarle qué puede esperar él de la empresa: plan de carrera, formación continua, teletrabajo, seguro médico…
5. Cómo gestionar bien la movilidad
A la hora de decidir cómo se van a mover los trabajadores de una empresa, especialmente cuando su actividad implica muchos desplazamientos diarios, se tiende a optar directamente por opciones como la compra de vehículos o el renting, sin tener en cuenta que, además del desembolso inicial que suponen estas opciones, tendrán también un coste sostenido en el tiempo.
Y es que, en el primer caso, de la compra de un coche se desprenden otros gastos como son los seguros, el impuesto de circulación, la gasolina, el mantenimiento, las revisiones… En el segundo, la mayoría de los contratos que se suscriben suelen tener un límite en el kilometraje que, de superarse, acarrea un coste extra por kilómetro. Sucede lo mismo con la duración: los contratos se acotan a un número determinado de años. En caso de querer desistir antes, suelen conllevar penalización, como explican en este artículo publicado en el blog de Mapfre sobre Motor.
Cabify, con sus soluciones de movilidad para empresas, ofrece a las compañías la posibilidad de desplazar a sus trabajadores y clientes con calidad, seguridad y puntualidad. Además, desde una única plataforma, permite controlar los gastos del día a día, establecer los límites de uso, gestionar a todos los usuarios, definir el método de pago que más se ajusta a las necesidades de la compañía…
Y todo ello de manera sostenible. Porque Cabify ya está trabajando en la electrificación de su flota y aspira a conseguirlo totalmente en 2030. Mientras, ayuda a las empresas que contratan sus servicios a compensar la huella de carbono que generan sus desplazamientos para que puedan demostrar que sus viajes son neutros en carbono.
