Estrategias de sostenibilidad con impacto
Las empresas mueven el mundo; tienen, por tanto, la capacidad de impactar directamente en sus empleados, sus clientes y en el resto de sus grupos de interés. Ya no podemos hablar del mundo empresarial desligado de la sostenibilidad y lo consciente y, por ello, empresas como Zalando o Freshly Cosmetics, nacieron ya con una marcada vocación sostenible como leitmotiv, enraizada en sus filosofías; en el caso de empresas consolidadas de larga trayectoria (como es el caso de Enagás) han dado un vuelco a su actividad adaptándola a las exigencias climáticas, impregnando de una capa de sostenibilidad todos sus procesos.
"Las empresas que presentan un ADN sostenible más fuerte tienen más probabilidades de ofrecer valor financiero y un impacto positivo duradero para la sociedad y para el medio ambiente”, concluye el reciente estudio sobre liderazgo climático de Accenture con Naciones Unidas. Una empresa comprometida con el desarrollo sostenible crea valor en tres dimensiones: económica, social y medioambiental, tratando generar un rendimiento económico a largo plazo a la vez que protege el entorno y generaun impacto social positivo. Los objetivos de las empresas de hoy en día han de ser compatibles con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se convierten en un mapa de acción urgente para responder a los desafíos globales con un horizonte concreto para su cumplimiento: el año 2030.
Nativos sostenibles
Pero hay empresas que no saben esperar, que no quieren retrasarlo más. Freshly Cosmetics nació en 2016 definiéndose como “un nuevo paradigma cosmético para personas preocupadas por su salud y el planeta”, una declaración de intenciones que se concreta en varios highlights: el 99% de los ingredientes son naturales; han asumido la expresión 'Planet First' ya que innovan “para conseguir un mundo sostenible hoy, no en 2050”; sus productos son veganos y cruelty-free; sus oficinas fueron diseñadas según una arquitectura sostenible; cada mes, el equipo de la empresa realizan una acción social.
En palabras de Salva Marsal, Communications and Corporate Press Manager: “somos una organización muy horizontal; todos tenemos estos valores muy marcados a fuego en la piel; el hecho de tenerlos tan claros nos ayuda a la hora de predicarlos, a la hora de trabajar, e ir adaptándonos día a día. Nosotros creemos mucho en el valor compartido, además del económico: el beneficio económico no tiene que estar desligado de otro tipo de beneficios y nosotros apostamos, sobre todo, por la sostenibilidad”.
Sérums, cremas, aceites... investigación, concienciación y conocimiento: según Freshly Cosmetics, una empresa nativa sostenible y nativa digital (aunque ya cuentan con tiendas físicas en Madrid, Barcelona, Valencia y Londres), los retos tienen que ver con la falta de transparencia, con el foco del negocio (que debería estar siempre situado en la salud de las personas) y con la sostenibilidad. Y es a través de su estrategia sostenible que buscan revertir la situación: desde el laboratorio a la comunicación pasando por el marketing o los sistemas de envío: “también en cuanto a aprovisionamiento y fabricación tratamos de ser lo más locales posible (a veces no es sencillo encontrar los materiales que necesitamos aquí al lado, pero la gran mayoría sí son cercanos). Nos gusta devolverle al planeta todo lo que nos da: vivimos en él, nos aprovechamos de sus recursos y nos gusta dejar la mínima huella posible”, apostilla Marsal.
Así, desde la composición química de sus productos se preocupan por no dañar mares y océanos, evitando el uso de microplásticos y utilizando filtros solares como el óxido de zinc “que no alteran la cadena trófica marina, reduciendo significativamente su contaminación”, como explican en su web. Además, se han asociado con We Forest (una ONG dedicada a la reforestación) con quien en los últimos 4 años plantaron más de 270.000 árboles (a partir de cada compra realizada en Freshly). Medidas que, árbol a árbol, investigación a investigación, van dirigidas a impactar sobre los ODS 13, 14 y 15 (Acción por el clima, Vida submarina y Vida en ecosistemas terrestres).
La economía circular y de proximidad es fundamental en sus procesos, por lo que el 95% de sus envases son de vidrio, aluminio, kraft y madera 100% reciclables y cuentan con un sistema de re-fill que evita la producción de más envases nuevos: “tenemos un proyecto de ‘Hug Packaging’ que consiste en dos tiras unidas con una cola para poder pegarlas hecha de materiales naturales; esto nos permite ahorrarnos una caja grande en caso de envíos aparatosos y también prescindimos del papel que solemos meter en las cajas para que los productos se muevan lo menos posible. Esta mejora continua tiene que ver con todas las áreas del negocio: somos conscientes de que siendo un e-commerce generamos mucho… y qué menos que se pueda reciclar e impactar lo menos posible”.
Tanto la producción como el envasado se realizan de manera local, y siguen trabajando en diseños sostenibles (como los discos de algodón reutilizables “que ahorran anualmente 1500 discos de algodón desechables por persona”), o sus cepillos de dientes de bambú, alineándose de este modo con el ODS 12, Producción y consumo responsables.
Si nos metemos en sus oficinas, estas se nutren de energía verde, ya que producen el 70% de la energía que consumen al contar con su propia instalación fotovoltaica. Además, la arquitectura sostenible de sus oficinas y tiendas maximiza la luz natural ayudando a la regulación de la temperatura, y utilizan iluminación LED de bajo consumo así como materiales como la madera de abedul. Entre los trabajadores resuenan expresiones como “botellas de agua reutilizables, reducción de impresión en papel, entorno digital...”, además de implicarse mensualmente en alguna acción social (donación de ropa, colaboraciones con protectoras de animales…): “la semana pasada hicimos, con Good Karma Projects, una recogida de microplásticos en la playa de Salou”, ejemplifica Marsal. Todo, enfocado a cumplir el ODS 11 sobre Ciudades y comunidades sostenibles.
Ser nativo ecológico implica diseñar un conjunto de medidas que evolucionan, se investigan y ahondan en las necesidades del negocio desde la perspectiva de la sostenibilidad, que funciona como un gen dominante en la empresa. Son el corazón del negocio y echan raíces en cada decisión que se toma por y para la sostenibilidad y desde la concienciación: “Una de las claves de Freshly Cosmetics es que todos en el equipo tenemos estos valores muy interiorizados, a nivel personal y a nivel profesional. Cuando empezamos en esto, queríamos revolucionar el sector de la cosmética y acelerar la transición hacia una más natural, saludable, efectiva para la piel y sostenible. Hemos demostrado que utilizando ingredientes naturales se pueden conseguir resultados espectaculares: estamos hablando del cuidado de la piel, pero también de reducir nuestra huella en el planeta”, concluye Marsal.
En evolución sostenible constante
Según la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la moda es la segunda industria más contaminante del mundo. Una realidad que azota conciencias y que ha llevado a las empresas del sector a replantear su negocio. Tal es el caso de Zalando, tienda de moda online nacida en 2008 en Berlín y que hoy opera en prácticamente toda Europa. Desde que entramos en este e-commerce fashionista hasta que salimos, las expresiones 'sostenible', 'eco', 'segunda mano' son un continuo. En 2020, el site duplicó sus artículos sostenibles (de 27.000 artículos a más de 60.000) y cuenta con su propia marca eco, Zign. Pero el objetivo es mucho más ambicioso: de cara a 2023, solamente venderán marcas sostenibles. Y este es solo el principio.
Todas las medidas sostenibles de Zalando se enmarcan en la estrategia do.MORE.
“Queremos impulsar un cambio positivo en la industria de la moda destacando los productos que superan nuestros estándares de sostenibilidad. Para determinar estos estándares, utilizamos datos de certificaciones independientes y el Índice de Sostenibilidad de Materiales de Higg (la herramienta más completa del sector para medir el impacto medioambiental de los materiales). Esto nos ayuda a identificar los productos que están a la vanguardia, así como oportunidades de mejora. Nuestro objetivo final es proporcionar información transparente y fiable que te permita tomar decisiones más sostenibles”, afirman en su declaración de intenciones. Esto se materializa con continuas auditorías de productos y a través de sellos y certificaciones que pueblan con sus símbolos la tienda online; así, se facilita la identificación de productos sostenibles, de algodón de comercio justo, estándar de lana responsable... de un solo vistazo para el comprador.
Productos que, desde el origen, parten de la sostenibilidad, pero que han de ir un paso más allá alargando su vida: Zalando permite comprar e intercambiar artículos de segunda mano en su plataforma y oferta prendas diseñadas con telas recicladas apostando por la circularidad (no en vano, acaban de asociarse con Ambercycle, compañía enfocada al desarrollo de tecnologías circulares); también pone el foco en el ahorro de agua evaluando a sus marcas asociadas “según nuestros criterios medioambientales, y generaremos el 25% de nuestro volumen bruto de mercancía a partir de productos más sostenibles”. Con respecto al bienestar animal, la empresa apuesta por “políticas estrictas en lo que se refiere al abastecimiento responsable de materiales de origen animal. No vendemos productos de piel, y queremos seguir exigiéndonos mejorar a nosotros y a nuestros socios. Para el 2023, solo trabajaremos con marcas que se adhieran a nuestros valores”.
Pero más allá de la prenda, ¿qué ocurre? Desde el packaging (100% reciclable) hasta la pasarela de pago, en la que el consumidor puede optar por contrarrestar el impacto ambiental por 0,25 céntimos que se destinan a un proyecto de reforestación, todas las acciones miran hacia la sostenibilidad y la compensación. Jade Buddenberg, Senior Corporate Responsibility & Sustainability Manager en Zalando, comenta en un vídeo de la compañía que “compensar las emisiones no es nuestra solución final pero donde no podemos reducir nuestra huella de carbono a cero, intentamos compensar el impacto. A veces, las pequeñas medidas tienen impacto”.
Impacto que también implica al ámbito social: “Estamos comprometidos a aumentar nuestros estándares en lo que se refiere al bienestar de los trabajadores y a las cadenas de suministro éticas. Para el 2023, solo nos asociaremos con marcas que se adhieran a nuestros valores”. Y a la estructura social de sus trabajadores: “Zalando aumentó el porcentaje de mujeres en sus cinco niveles de liderazgo y en los puestos tecnológicos, lanzó nuevos programas de formación para líderes y aumentó la representación en tienda para reflejar la diversidad de sus clientes”, concluye su último informe de diversidad e inclusión.
La moda sostenible no es simplemente concienciar sobre un armario básico, de calidad y duradero, sino que también es analizar y exigir altos estándares éticos a las marcas asociadas, asumiendo que la linealidad de la moda es su propio caballo de Troya.
Clásicos que se reinventan
El impacto ambiental y social es transversal, afecta a todos, incluyendo a aquellos que han visto cómo las industrias se modificaron durante décadas. Empresas y grandes compañías que han evolucionado hacia un modelo sostenible adaptándose a las exigencias actuales. Es el ejemplo de Enagás, creada en 1972 para instalar una red de gasoductos en toda España y que hoy en día es el principal transportista de gas natural del país.
Enagás lleva en el panorama energético cincuenta años pero fue en 2011 cuando designaron un grupo específico para toda la compañía que velaría por la eficiencia energética. En este año, la sostenibilidad se inyectó en el ADN de Enagás a través de un grupo de trabajo que analizaría cada pata del negocio. Su labor ha llevado a la compañía a reducir sus emisiones en un 63'2% entre 2014 y 2020 y cuenta con más de 50 proyectos concretos de mejora de la eficiencia energética.
¿El resultado? En noviembre de 2021 Enagás obtuvo el distintivo ‘Gold Standard’ otorgado por OGMP 2.0 y fue reconocida por su compromiso de reducción de emisiones de metano, así como por su plan para la mejora de la fiabilidad de los datos de dichas emisiones. Un reconocimiento que forma parte del primer informe del Observatorio Internacional de Emisiones de Metano, dependiente del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) establecido con el apoyo de la Unión Europea. También “es la única empresa de su sector en el mundo incluida en la ‘A List’ de CDP Cambio Climático y en 2020 ha sido, por quinto año consecutivo, líder mundial de su sector en el Dow Jones Sustainability Index”.
La estrategia sostenible de Enagás es un engranaje perfectamente equilibrado entre todas sus patas de negocio: “servicio, fiabilidad y accesibilidad; transparencia, ética e integridad; desarrollo de capital humano; seguridad; biodiversidad; cambio climático y contribuciones a la comunidad”.
Su compromiso se fortalece mediante la firma del Pacto por la Economía Circular impulsado por el Gobierno de España. Para ello, diseñaron una serie de acciones como el aprovechamiento energético y la reducción de la huella de carbono tanto en procesos productivos propios como de terceros; el uso de energías renovables (apostando por el consumo del 100% de energía eléctrica y la promoción de energías renovables no eléctricas, como el biogás o el hidrógeno), la optimización del ciclo de vida de productos e instalaciones (incorporando a su diccionario términos como 'ecodiseño'); ahorro y eficiencia hídrica; restauración ecológica de ecosistemas (a través de una estrategia de biodiversidad, que preserva, restaura y gestiona ecosistemas y especies, y restituyendo la totalidad de la superficie alterada por su actividad); valorización y reciclado de residuos; reutilización de productos; sensibilización hacia una economía circular; gestión de residuos.
El objetivo de Enagás es llegar a las cero emisiones en 2040 a la vez que sigue impulsando proyectos de gases renovables en el país.
“Los CEOs están afrontando un incremento en la frecuencia de catástrofes naturales en todo el mundo, lo que genera la necesidad urgente de adaptarse y construir resiliencia, especialmente en las cadenas de suministro. La presión de inversores y mercados de capitales lleva a una acción climática rápida. Estos impactos son una llamada de atención que acelera su transición hacia modelos de negocio más sostenibles. Algunas empresas, incluso, han formado asociaciones con sus competidores para abordar los riesgos a los que se enfrenta la biodiversidad, Cientos, han establecido objetivos basados en la ciencia y en línea con el Acuerdo de París, pero otros miles necesitan aumentar su ambición para garantizar un futuro viable”, concluye el estudio sobre liderazgo climático de Accenture con Naciones Unidas.
En este mismo informe, el 65% de directores generales encuestados afirmaban estar trabajando en modelos de negocio con cero emisiones, pero sólo el 16% confirmaban hacerlo a un nivel avanzado. Un dato que revela que los caminos están marcados, pero todavía faltan senderos por explorar: tecnología, innovación, medición… y, por supuesto, concienciación, son los grandes desafíos en las estrategias sostenibles de las empresas.
