¿Cómo reducir las emisiones de CO₂ en la construcción?
Reducir las emisiones de CO₂ es todo un desafío al que tiene que enfrentarse el sector de la construcción. Y de acuerdo con el informe de evaluación del IPCC, cada vez queda menos tiempo para tomar medidas efectivas.
Y es que la construcción es una de las actividades que más emisiones de CO₂ produce. Ya que genera emisiones por los materiales de construcción y por la propia infraestructura (una vez construida).
Por lo que reducir las emisiones de CO₂ requiere un enfoque de ciclo de vida completo, que abarque desde la planificación del proyecto hasta la construcción. De esta manera, surgen 2 tipos de emisiones de carbono sobre las que actuar.
¿Quieres descubrir qué estrategias se pueden utilizar para reducir las emisiones de CO₂ en la construcción? Te las contamos a continuación.
Carbono embebido y carbono operacional: ¿qué son?
La huella de carbono de cualquier infraestructura se compone de dos partes: el carbono embebido y el carbono operacional.
Carbono embebido
Se produce por la fabricación de los materiales de construcción, su transporte y los trabajos que se realizan en la obra. Es decir, las emisiones generadas en los procesos de construcción de la infraestructura.
Por lo que para reducir la huella de carbono embebido hay que minimizar el número de materiales y la distancia desde la fábrica hasta el sitio de construcción.
El carbono embebido durante los procesos de desmantelamiento, demolición o rehabilitación se denomina carbono embebido residual. Para reducirlo, es necesario utilizar el máximo número de materiales reciclados (y reciclables).
Además, con el fin de evitar la fabricación de nuevos materiales y la generación de residuos, se deben usar piezas fáciles de desmontar.
Carbono operacional
Es el que emite la infraestructura a lo largo de su vida útil (la energía que consume, el reemplazo y mantenimiento de los materiales, etc.). Su disminución va ligada a la optimización de la energía y las tareas de mantenimiento.
Así, la instalación de fuentes de energías renovables, la selección de materiales resistentes y participar en proyectos de compensación de carbono ayudan a disminuir las emisiones del carbono operacional.
Por lo tanto, el cálculo del carbono embebido y del carbono operacional permiten obtener las emisiones de carbono en todo el ciclo de vida de la infraestructura y,en consecuencia, buscar la forma de reducir sus emisiones de CO₂.
Hacia la descarbonización en la construcción
El informe “Buildings and Infrastructure Consumption Emissions”, realizado por C40 Cities, Arup y la Universidad de Leeds, estima que con una serie de cambios en diferentes áreas de la industria podrían reducirse las emisiones un 44 %.
Para ello, es esencial la interacción de inversores, promotores, arquitectos, ingenieros y fabricantes de materiales y compartir una visión a largo plazo para conseguir el objetivo marcado por la Unión Europea de ser neutros en carbono para el año 2050.
Estrategias para reducir las emisiones de CO₂ en la construcción
Entonces, ¿qué cambios son efectivos para conseguir la descarbonización del sector?
Fabricar materiales de construcción de manera eficiente
Extraer, producir y transportar los materiales de construcción requiere una gran cantidad de energía y genera grandes emisiones de carbono, por lo que optimizar su fabricación y apostar por una economía circular y de proximidad permite reducir las emisiones de carbono embebido.
Aprovechar las infraestructuras ya existentes
La rehabilitación de infraestructuras consigue el máximo rendimiento de las inversiones de carbono ya realizadas durante su construcción. Así, promover la renovación en lugar de nuevas construcciones permite el uso eficiente de la infraestructura y su espacio.
Usar madera sostenible
Se trata de un recurso natural, renovable, reutilizable y biodegradable, por lo que fomenta una economía circular. Su transformación requiere mucha menos energía que el acero o el hormigón y sus emisiones de CO₂ son cinco veces más bajas. Además, absorbe y almacena CO₂ de la atmósfera a lo largo de toda su vida útil.
Utilizar cemento bajo en carbono
El cemento constituye entre el 10-15 % del hormigón, y su producción requiere gran cantidad de energía (por cada tonelada de cemento se produce media tonelada de CO₂). Pero su proceso se puede optimizar: cementos alternativos con piedra caliza y calcinados de arcilla reducen hasta un 30% sus emisiones.
Reutilizar materiales
Reutilizar los componentes de las infraestructuras disminuye las emisiones de CO₂. Por lo tanto, el diseño debe ser modular y reversible para desmontarlos y montarlos fácilmente. Además, la recirculación de materiales disminuye la generación de residuos.
Utilizar vehículos y máquinas bajas en emisiones
Incluir vehículos y máquinas que funcionan con electricidad y biocombustibles ayuda a reducir la contaminación atmosférica y acústica. Sobre todo en zonas cercanas a las ciudades.
En conclusión, reducir las emisiones de CO₂ en la construcción requiere optimizar todo el ciclo de vida de la infraestructura y la fabricación de sus materiales. Y si se planifica, diseña y construye con estas estrategias, se podrá lograr la descarbonización del sector.