Cómo compensar la huella de carbono de una empresa
¿En qué consisten los compromisos de ser neutros en carbono? ¿Es un gesto suficiente? ¿Por qué cada vez más empresas apuestan por ello? ¿Cómo lo hacen? Te contamos el caso de Cabify.
“El ser humano es parte de la naturaleza y su guerra contra ella es, inevitablemente, una guerra contra sí mismo”, afirmaba Rachel Carson en ‘Primavera Silenciosa’, uno de los primero libros que alertó de los peligrosos efectos en los seres vivos que causaban los plaguicidas de la agricultura industrial. Hoy, algunos años después, al igual que ella, el resto de los humanos tenemos “la obligación solemne” de hacer lo que podamos para reencontrarnos con la vida y la salud del planeta. El mensaje comienza a calar entre las grandes industrias ante la urgencia climática. Mientras, la pandemia del coronavirus, los incendios en Australia, las inundaciones en Alemania o la columna de humo de la Amazonía en llamas captada por los satélites de la NASA van sacando el velo a la humanidad de que tenemos un gran problema y hay que moverse rápido para tratar de mitigarlo. En los últimos tiempos florecen nuevas sensibilidades y voces para el cambio, entre las que se suman las de los grandes agentes económicos. Términos como secuestrar carbono, reciclar o consumir con conciencia se cuelan en el discurso y los planes “verdes” de la gran industria. Parece que una nueva sensibilidad ambiental lo invade todo.
Hacia la descarbonización
En una sociedad global dependiente de los combustibles fósiles, una idea radical parece instalarse, la de la neutralidad en carbono. ¿De qué se trata este concepto? El término parte de que cada vida tiene un impacto en el planeta. Cada uno de nosotros, persona, empresa, organización, producto o servicio consumimos recursos y eso se traduce en energía, generalmente desenterrada del subsuelo, que se devuelve a la atmósfera en forma de emisiones. Un pequeño dato es ilustrativo: cada ciudadano en España, por ejemplo, emite, de media, 7,15 toneladas de CO₂ a la atmósfera al año, en forma de transporte, alimentación y hábitos de consumo, así como la energía relacionada con la vivienda y emisiones indirectas. Para compensar sus actividades, muchas empresas tratan de ser neutras en carbono. Es decir, realizan un esfuerzo extra para que su huella de carbono sea compensada a través de actividades como proyectos de reforestación, el uso de energías renovables, la instalación de normas de eficiencia energética. Un camino hacia la descarbonización general donde ya no entra en juego sólo la ética ni la estética, sino la necesidad urgente de una economía verde, que es la única que es capaz de soportar este planeta enfermo. Los gases de efecto invernadero se encuentran alojados en la atmósfera y están relacionados directamente con el cambio climático. Su presencia se causa de manera directa debido al consumo de combustibles fósiles, en los que basamos la economía del mundo. Por tanto, centrándonos en el ámbito empresarial, que una compañía se comprometa a ser neutra en carbono significa que es consciente de las consecuencias que causa al ecosistema su actividad en forma de emisiones de gases de efecto invernadero. Y, de este modo, asumirá un conjunto de acciones que contribuyan a mitigar su impacto medioambiental.
Hacia un compromiso real
¿Por qué cada vez más empresas apuestan por ello? Ya no se trata sólo de una cuestión cosmética, se trata de un compromiso de futuro. Las empresas e instituciones que quieren ser neutras en carbono están movidas por el convencimiento de que “no tenemos un planeta B”. Para ello, el primer paso es que se haga el cálculo de las emisiones de cada caso y la inversión en un proyecto que permita la reducción de emisiones para así “devolver” al planeta lo que se le ha restado. Esto es, reducir o evitar tantas emisiones de gases de efecto invernadero como sea posible. De este modo se podrán compensar aquellas emisiones que resultan inevitables y alcanzar la neutralidad a través de dos vías: por un lado, con el compromiso de utilizar exclusivamente energías renovables. Y por otro, a través de las llamadas compensaciones de carbono (carbon offsetting), que supone el pago a terceros para capturar y almacenar el 100 % del dióxido de carbono que se ha emitido a la atmósfera. Ello se consigue a través de la plantación de árboles o la financiación de proyectos de carbono que deberían llevar a prevenir futuras emisiones. Estos proyectos de descarbonización tienen diversos tipos de certificación, como Carbon Neutral Certified, que indica que se neutraliza la huella de carbono ya que la empresa ha contabilizado y neutralizado sus emisiones de gases de efecto invernadero. Por otro lado, el sello Carbon Footprint indica que la corporación ha dado un primer paso al cuantificar sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Los proyectos verdes de Cabify
Algunas empresas pioneras como Cabify pueden sacar pecho al exhibir su compromiso medioambiental de ser completamente neutros en carbono. Su compromiso con el transporte integralmente verde es absoluto, pero, mientras este no pueda ser una realidad, Cabify compensa el CO₂ consumido a través de su colaboración en iniciativas ambientales que logran absorber la misma cantidad de CO₂ que genera. Entre ellos figuran proyectos como Brasil Nuts, en Perú, que reúne a cientos de familias y les propone una nueva forma de vida: cosechar nueces brasileñas en la Amazonía peruana en vez de dedicarse a la agricultura o ganadería para evitar la deforestación. Además, generan electricidad verde en Brasil a través de su proyecto Solid Waste o transforman residuos de biomasa en combustible renovable a través de su proyecto en Chile Biomasa Trupan. Y eso no es todo. Bajo el lema “Este viaje nos compensa”, su servicio es 100% neutro en carbono. Cabify es consciente de que el transporte es una de las principales industrias que impactan en el calentamiento global y contribuir a mejorarlo depende de todos nosotros. Además de medir su impacto, Cabify reduce sus emisiones al optimizar las rutas de nuestros viajes, integrar opciones de movilidad sostenibles (como patinetes y motos eléctricas o bicis), y para apostar por la electrificación de los coches. Además, sus oficinas son cada vez más verdes. Como Cabify, son muchas las empresas que tratan de minimizar su impacto y devolver al planeta lo usado, para poder descarbonizar la economía y realizar una transición verde por todos, para todos y para siempre.