El carsharing explota en Latinoamérica y España
Motocicletas y automóviles compartidos se convierten en el gran motor a futuro del sector de la movilidad y un impulsor clave en la reducción de su impacto ecológico.
“Ya no poseemos el objeto, sino el servicio”, así resumía Rodolfo Lissia para Cabify, experto en economía circular, el cambio de paradigma que se avecina en todos los sectores económicos con la necesidad, cada vez más acuciante, de orientar toda la economía a un enfoque más sostenible. De este cambio de modelo, el carsharing es una de las mayores revoluciones de nuestra manera de movernos, especialmente en los tránsitos urbanos. El concepto es sencillo: compartir un vehículo entre múltiples usuarios. Y su éxito, a pesar de la zancadilla que ha supuesto la pandemia, está siendo espectacular.
En Europa, ya son 15,4 millones los usuarios de este servicio, tres de ellos en España, según el estudio Automotive Car Sharing in Europe de Deloitte. Según la consultora Geotab, Latinoamérica es ya el segundo mercado del mundo del carsharing, e informes como Latin America Carsharing Market Research Report: Forecast 2021-2026 marcan un crecimiento gigantesco en el próximo lustro, de más de un 26%. El valor económico del sector del carsharing se prevee igualmente gigantesco, 3 billones de euros para 2027, lo que implicaría más que triplicar el mercado actual, de unos 661 millones de euros, según Graphical Research.
Para Marta de Eusebio Murillo, global head new business de Cabify, el carsharing se integra dentro de una visión mayor en el que las empresas del sector deben asumir cómo servir a las ciudades donde operan: “Nuestra misión es clara desde nuestros inicios, y queremos que la movilidad sea más eficiente en las ciudades contribuyendo así a que sean mejores lugares donde vivir; para ello el uso de los vehículos privados debe reducirse de manera relevante. No podemos llevar a cabo esta misión si no ofrecemos a las personas todas las alternativas posibles en nuestra plataforma para moverse, satisfaciendo las diferentes necesidades y ocasiones de uso que puedan tener. Somos conscientes de que todos nos movemos de forma diferente según nuestras necesidades. El uso del coche por parte de los habitantes de la ciudad en ciertas ocasiones se hace necesario y conveniente. Asimismo, como Cabify creemos que el carsharing tiene una gran proyección en cuanto a un uso eficiente, permitiendo que sea así utilizado por minutos, horas o incluso días. De esta forma, el carsharing podría ser incluso una gran opción para las salidas de la ciudad”, declara de Eusebio.
En España, Madrid es la ciudad que marca la tendencia. Con más de 1,2 millones de usuarios, según datos del sector facilitados al Español, la capital se sitúa como una de las punteras a nivel europeo. En el campo de motosharing, la movilidad compartida de motocicletas, Madrid lleva tres años siendo la líder, desde que en 2018 superó los 4.800 vehículos disponibles. La capital está premiando, además, a los que usan este servicio con aparcamientos exclusivos. Cada vez se inauguran más plazas de aparcamiento que solo pueden usar los que compartan movilidad; los últimos barrios en sumarse: Arganzuela, Tetuán, Salamanca y Moncloa.
El carsharing da también una oportunidad para crear nuevos modelos de negocio. Marta de Eusebio de Cabify, cree que todas las tecnologías en boga actualmente irán contribuyendo al sector del carsharing, especialmente todo lo que tiene que ver con la movilidad eléctrica y los vehículos autónomos. “En el corto plazo, podemos afirmar que la mejora en la autonomía de vehículos eléctricos e híbridos en el modelo de carsharing permiten que su uso se extienda y tengan una mejor acogida por parte de los usuarios. Estamos expectantes por ver como tecnologías como el "coche autónomo" ayudaran aún más a mejorar este modelo de negocio”, asevera De Eusebio.
Pero hay muchas maneras de reinventar el carsharing. La startup brasileña Kovi, fundada por Adhemar Milani Neto y João Costa —dos empresarios que ya triunfaron con su anterior compañía, 99, el primer unicornio de Brasil, es decir, la primera startup tecnológica del país en superar los 1.000 millones de dólares de capitalización—, ha cerrado recientemente una ronda de inversión de más de 100 millones de euros. ¿Su propuesta? Un modelo de suscripción que permite el acceso a los millones de latinoamericanos que no pueden permitirse comprar un coche. La idea no está solo pensada para favorecer la movilidad de estos clientes, sino sobre todo para permitirles acceder a un mercado de trabajo, el de ser conductor para empresas tecnológicas, al que muchos no pueden subirse por carecer de vehículo propio. “Nuestra misión es hacer la propiedad de un vehículo más inclusiva, humana y eficiente empleando la tecnología y la innovación financiera”, declaró Neto.
En Chile, la empresa que está marcando el compás del carsharing es Awto. “Awto es pionero en entregar servicios de movilidad en Chile, al ser el primer sistema de arriendo de vehículos, a través de una aplicación, ya sea por minutos, horas o días. Sabemos que este tipo de modelos son los preferidos por el mercado local, por su gran prestancia para ejecutar diferentes tareas a la hora de trasladarse o cumplir otro tipo de necesidades, aportando fuertemente a nuestros pilares de movilidad inteligente, economía y sustentabilidad”, expresó Matías Matthews, líder estratégico de Awto, en declaraciones a latercera.com. La compañía ha superado ya los 18.000 usuarios en el país.
En Buenos Aires, la empresa Keko arrancó con tres millones de dólares de inversión inicial y 150 vehículos de kilómetro cero para subirse al carro del carsharing. Esta empresa supuso la fusión de dos compañías argentinas, la firma de gestión de flotas RDA Mobility y la tecnológica Bitnit, para llevar la tendencia a esta nación. “Se trata de dos empresas argentinas que se unieron en este proyecto, apostando al país, lo que no es menor en este contexto tan especial que estamos viviendo”, declaró su CEO, Arturo Simone, a Economía Sustentable. Cien puntos de acceso, de pago contactless, ya se encuentran repartidos por la capital bonaerense para aquellos que quieran emplear este servicio de coche compartido.
Pero además de una oportunidad de negocio y de mejorar las condiciones de los ciudadanos en el acceso a la movilidad, el carsharing es fundamental para cumplir con los objetivos ecológicos de las próximas décadas. Estudios como Mobility and environmental impacts of car sharing in the Netherlands, han arrojado unos datos muy esperanzadores: los usuarios de carsharing adquieren, de media, un 30% menos de automóviles y el impacto en su huella de carbono es muy notable, con una reducción de entre el 15% y el 20%. Un estudio similar en Palermo arrojó unas conclusiones incluso mejores: el impacto del carsharing reduce en un 38% la huella de carbono de los vehículos. Además, el carsharing está siendo uno de los grandes impulsores en el cambio al vehículo eléctrico. “Los coches particulares están parados el 95% del tiempo, y ocupando más del 80% del espacio en nuestras ciudades. A través del carsharing, podemos ofrecer a los usuarios el vehículo que quieren, pero con un uso mucho más intensivo y eficiente”, indica Marta de Eusebio, directiva de Cabify. En 2035, se precisa que el 95% de los automóviles sean de cero emisiones para cumplir con los objetivos mundiales ecológicos. Compartir coche o moto (eléctricas) será una de las claves para que estos deseos se hagan realidad.