La arquitectura cumple su razón de ser cuando mejora la vida de todos
Fernando Menís, multipremiado arquitecto por sus proyectos de edificios accesibles, afirma que el futuro de la sostenibilidad y la accesibilidad van de la mano
En la cara de la moneda, salvar el planeta. En la cruz, hacer la vida de los ciudadanos cada vez más confortable. ¿Pero son realmente cara y cruz? Fernando Menís (Santa Cruz de Tenerife, 1951), arquitecto multipremiado —entre otros, el Primer Premio de los Premios de Arquitectura Accesible SINPROMI, otorgados por el Cabildo Insular de Tenerife y el Premio Especial a la Accesibilidad Universal de los CEMEX Building Awards por el Centro de Cultura y Congresos CKK Jordanki de Torun, Polonia— y experto en diseño de edificios accesibles, no cree que esta sea la realidad. Es más, asevera que lo que estamos viviendo es justo lo contrario, la sinergia entre ecología y accesibilidad para construir el futuro de la arquitectura: “No es que haya puntos de encuentro (entre accesibilidad y sostenibilidad), es que son partes del mismo ADN de la arquitectura”, explica Menís. “La arquitectura no se puede abordar por partes, a cachos. Su cometido es el de mejorar la vida. El acercamiento a los proyectos tiene que ser con una perspectiva inclusiva, que tienda a incluir el máximo de datos, sensibilidades y necesidades. A mayor complejidad, mejora la respuesta que pueda dar la arquitectura.”
El diseño universal lleva revolucionando la arquitectura décadas. El concepto es simple, como resume Menís: “Diseño universal es construir para todos, produciendo edificios atemporales, es decir edificios que tengan en su ADN la capacidad de adaptarse a nuestra evolución como sociedad en el tiempo.” Sin embargo, su puesta en práctica es compleja y requiere de una coordinación entre múltiples facetas de la sociedad: “Es un tema que concierne a la sociedad de forma transversal e implica el trabajo de juristas, administración pública, funcionarios y clientes privados, diseñadores, arquitectos, ingenieros, expertos en seguridad, expertos en salud pública. Pero como decía, a mayor complejidad, mejor respuesta. La arquitectura es una especie de procesador de datos y de relaciones y se vuelve mejor a mayor complejidad”, asevera el arquitecto.
El uso contemporáneo del término se le debe al arquitecto Selwyn Goldsmith (Newark, 1932-2011) quien tomó prestado un concepto del también arquitecto Ronald Mace, resignificándolo en esa meta de “construir para todos” a la que alude Menís. Goldsmith sufría en sus propias carnes la necesidad de construir teniendo en cuenta la accesibilidad: contrajo la polio poco después de graduarse en el University College de Londres y quedó paralizado de una mitad de su cuerpo. A él se le debe el concepto de rampa en curva, que concebió tras entrevistar a cientos de personas en sillas de ruedas y reflexionar sobre los problemas de accesibilidad de su día a día.
Ejecutar un proyecto enmarcado en el diseño universal es un desafío. Menís explica en profundidad la complejidad de este tipo de proyectos detallando el proceso creativo tras su reabilitación del Cículo de Bellas Artes de Tenerife: “El Círculo de Bellas Artes de Tenerife está en un edificio, construido a principios del siglo XX. La entidad nos encargó mejorar la usabilidad y accesibilidad del edificio, con los condicionantes de partida de un presupuesto ajustado, de la debida protección patrimonial y de la localización del Círculo en la calle más comercial de Santa Cruz de Tenerife, de tránsito peatonal. Respecto a la accesibilidad, el edificio tenía varios problemas: escalones entre la calle y el acceso, puertas manuales de difícil manejo, no existía ascensor y la iluminación en algunos espacios era escasa”. La solución de Menís fue múltiple: reemplazo de la escalera principal con una rampa del 8% de pendiente y menos de seis metros de longitud; un ascensor eléctrico con capacidad para seis personas (450 kilogramos de peso); sensores de movimiento para el ahorro energético o puertas que se abren accionando un mando electrónico.
A futuro, Menís cree que el diseño universal va a seguir evolucionando su confort a todo tipo de usuarios. “Espacios fáciles de entender, intuitivos, con menos barreras y que todo eso sea compatible con la seguridad y la salud públicas. Considero que la arquitectura cumple con su razón de ser cuando tiene la capacidad de mejorar la vida de los que la usamos o la vivimos, la vida de todos nosotros con nuestra diversidad.”
Y no solo la arquitectura se apunta a esta revolución. Los últimos Tech4Good Awards, los premios preeminentes de la tecnología accesible, nos hacen vislumbrar hasta qué punto el futuro puede disparar las posibilidades: unas gafas específicamente creada para facilitar la compra en supermercados de personas invidentes; un visor que transforma a comunicación no verbal y subítulos para personas con discapacidad auditiva al precio de 47 euros; o una tierra sintética para luchar con la acuciante degeneración de los suelos y aumentar el arraigo de las plantas. Hasta el ocio cultural, como los videojuegos, se está adaptando a toda velocidad, incluyendo una categoría específica dedicada a la accesibilidad en los galardones anuales de la industria. El mundo lucha por convertirse en ventana para todas las miradas. Incluso de aquellas que ven más allá de los ojos.
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*Imágenes cedidas por: Patricia Campora, Jakub Certowicz, Jordanki.