Nativos sostenibles: empresas que nacen con el gen verde
Ya no se puede mirar hacia otro lado: la crisis climática es una evidencia y sus consecuencias se ramifican a lo largo y ancho del planeta. Las empresas juegan un papel importante, ineludible, para reducir emisiones y, en la medida de lo posible, neutralizar los efectos de su actividad. Se trata de hacer, pero también se trata de dar. El panorama mundial ha cambiado y ellas, sobre todo las compañías tradicionales, también han de evolucionar.
En este contexto y desde hace ya más de un lustro, cuando los líderes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París, nuevos brotes verdes empezaron a asomar en el mundo empresarial. Hablamos de pequeñas, medianas e incluso grandes compañías que nacen con estas metas verdes como pilares inamovibles de su filosofía y su misión; empresas nativas sostenibles que no conciben su actividad diaria sin tener en cuenta el entorno, el impacto y los beneficios que puedan aportar a la sociedad.
“El cuidado del medio ambiente y la operación responsable se han convertido en criterios no financieros de gran relevancia para los inversionistas. Para quienes buscan invertir ya no basta con saber que la empresa donde depositan sus recursos tiene utilidades; hoy, también necesitan estar seguros de que generan valor y que los intereses ambientales y sociales de la organización están alineados a sus valores”, como especifica la consultora Deloitte en una de sus publicaciones.
Este modelo de empresa, ¿genera más beneficios económicos y sociales que compensan el desgaste de materias primas, emisiones y residuos? Y la gran pregunta: ¿es este tipo de empresa capaz de cambiar el mundo? Analizamos cinco nativas sostenibles de diferentes ámbitos y países para comprender la importancia y la repercusión del gen verde en la empresa contemporánea. Porque sin un medioambiente sano, sin cohesión e igualdad social y sin recursos, no habrá empresas. Tampoco habrá futuro. “Cuidar el ambiente para incrementar el valor de las empresas”; cuidar el ambiente para cuidarnos y cuidar el planeta.
Biofase (México)
Todo en esta empresa nace de la conciencia ecológica pura y transparente: ¿cómo podemos reutilizar los desechos para generar envases y otros utensilios de nuestra vida diaria? ¿Cómo podemos llevar el concepto de reciclaje un paso más allá convirtiéndolo en un negocio que da trabajo, beneficios y ayuda a la gestión de residuos?
Estas fueron las preguntas que se hizo Scott Munguía, fundador y director general de Biofase. Su lucha en contra de los plásticos le llevó a buscar una alternativa. La encontró en un producto muy consumido en México y en el mundo (tanto, que se le conoce ya como el ‘oro verde’): el aguacate.
Según Statista, el mexicano medio consumía, en 2019, unos 8 kg de aguacate. Además, México es el principal productor de aguacates del mundo con el 80,57% de la producción mundial. Así, en 2012 se abrían las puertas de Biofase, una empresa biotecnológica que, además de tener varias patentes, es la única empresa en el mundo que puede fabricar un bioplástico a partir de algo que se considera un desecho agroindustrial: la semilla del aguacate. La filosofía de Biofase se asienta en tres pilares: productos de la mejor calidad (que sean prácticos y cómodos), tecnología (tienen la patente de la creación de biopolímeros a partir de los desechos de aguacate) y medio ambiente (su huella es mínima ya que crean productos biobasados, es decir, plásticos que proceden de recursos naturales que habitualmente se consideraban desechos).
Cuchillos, tenedores, pajitas, envases para alimentos, platos… todo de aguacate. Esta cubertería tan verde se exporta, actualmente, a más de 25 países (Canadá, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Nicaragua, República Dominicana, España…): “El contenido de Biofase es una fórmula patentada y única que ofrece grandes beneficios para el medio ambiente. La composición de los productos es de 60% biopolímeros de semilla de aguacate y 40% compuestos orgánicos sintéticos que ayudan a darle las excelentes propiedades mecánicas y físicas a nuestros productos”, concretan en su web.
AUARA (España)
Su claim lo dice todo: “Sé el cambio”. El concepto de AUARA es tan sencillo como necesario y consciente. Se trata de un proyecto sostenible con ánimo de lucro, sí, pero cuyos beneficios se destinan a cuestiones sociales: “dedicamos el 100% de nuestros dividendos a desarrollar proyectos de acceso a agua potable para quienes más lo necesitan, vendiendo productos únicos por su diseño y su sostenibilidad”.
¿Y qué vende AUARA para hacer llegar el agua a las zonas más necesitadas del planeta? Agua leonesa, así es: agua mineral natural procedente del manantial de Carrizal II. Las botellas de AUARA son 100% de plástico reciclado (R-Pet) y reciclable; no en vano, la web de AUARA mantiene un contador que calcula los kilos de plástico reciclado, los litros de petróleo ahorrados y las botellas de plástico recicladas mientras siguen con su actividad. Un contador que suma reciclajes y que resta impacto. Además, el diseño de la botella se ha pensado al milímetro para optimizar su transporte, por ejemplo.
Con todo ello, han conseguido “reducir la huella de CO2 desde fabricación hasta la entrega con respecto al PET estándar (-16%) y durante el proceso de fabricación respecto al vidrio (-84%)”. Y más allá: puedes consultar su mapa de proyectos por el mundo, desde la instalación de un pozo en Silé (Chad) hasta otro para el suministro privado de una familia en Battambang, Camboya.
iFood (Brasil)
La empresa iFood (dedicada al reparto a domicilio) se ha convertido en un unicornio en el mercado latinoamericano. Se encuentra en Argentina, Colombia, México y, por supuesto, en el país que le vio nacer: Brasil. Siempre buscando la excelencia en sus entregas pero sin perder de vista su objetivo sostenible, iFood anunció recientemente que utilizará drones en sus operaciones (ya cuentan con la autorización requerida de la Agencia Nacional de Aviación Civil de Brasil). Todo ello para poder trasladar hasta 2’5 kilos de carga a unos 3 kilómetros de distancia descongestionando el tráfico, reduciendo emisiones y acortando tiempos.
Con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en mente, iFood emprende un camino acelerado y lleno de obstáculos para llegar a su objetivo: convertirse íntegramente en carbono neutral en 2025. Para ello, se ha asociado a la empresa Moss.Earth, desarrollador de proyectos de reforestación y de preservación ambiental que supone la compensación de emisiones de la compañía.
Entre otras iniciativas sostenibles, permiten desde la propia aplicación que los clientes puedan elegir no recibir cubiertos de plástico en su pedido y, desde julio de 2021, su sistema de entregas a domicilio es neutra en carbono. Sostenibilidad desde el inicio del proceso de compra hasta el consumo en el hogar, como filosofía empresarial y como lema: “su pedido ya llegó; iFood ya compensó”.
Too Good To Go (Dinamarca)
Más de un tercio de la comida se desperdicia. Un dato escalofriante al que Too Good To Go quiere darle la vuelta: #LaComidaNoSeTira es su claim, su hashtag y la razón de ser del negocio. Esta es una empresa que rescata los alimentos antes de que acaben en la basura; todo, a través de una App con la que el consumidor pedirá un pack de comida (que siempre será sorpresa) de los establecimientos más cercanos. El objetivo de Too Good To Go es “salvar” un pack de comida: salvar toneladas de alimentos de que acaben convertidos en desperdicios.
En su web, otro marcador: “14.458 panaderías, supermercados, restaurantes, hoteles (y muchos otros) ya se han unido; 4,2 millones de personas ya salvan comida; 6 millones de packs de comida ya se han salvado en España”… y sigue sumando.
Para poder impactar, de verdad, no solo se establece una relación digital para que los packs acudan a nuestros hogares: hay una labor de concienciación real que llega hasta los colegios, administraciones públicas y diversos negocios. Para ello, ponen a disposición de centros educativos (y de manera totalmente gratuita) una serie de materiales de aprendizaje sobre el desperdicio alimentario.
También atajan, en lo político, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 12 (“garantizar una producción y consumo sostenibles”) y han publicado un libro blanco sobre el etiquetado de alimentos e iniciado la campaña ‘Best Before’ para enseñar sobre la diferencia entre las fechas de caducidad, el consumo preferente…
Su web está plagada de noticias sostenibles, de tips y recetas antidesperdicio, de anuncios de campañas de consumo responsable… incluso de un podcast, ‘Comestibles’, que ahonda en nuestra forma de enfrentarnos a los alimentos y a nuestra propia nevera. El conocimiento como arma para concienciar y reducir el impacto de la alimentación industrial.
NotCo (Chile)
Otro unicornio latinoamericano (valorado en 1.500 millones de dólares): otro caso de éxito procedente de una mentalidad y un ADN puramente verde. NotCo nació en 2015 y hoy en día vende sus productos en Brasil, Argentina, Colombia, México y Estados Unidos, además de Chile. Productos que ‘no son’: no es leche, no es carne, no es helado, no es mayonesa, no es pollo… no es de procedencia animal ya que todo está hecho 100% de plantas.
“La producción mundial de alimentos, que se basa en la ganadería, usa más de un tercio de la superficie terrestre, y emite más CO2 que todo el transporte mundial en su conjunto. Sigue estándares ineficientes y abusivos, sin mencionar el mal uso del agua, la tierra y la energía. Es la causa principal de la deforestación, de los gases de efecto invernadero y, prácticamente, de toda la destrucción medioambiental conocida por las personas. Si queremos que nuestro planeta sobreviva, tenemos que cambiar la forma en la que se hace nuestra comida”, reza su manifiesto.
Para ello, NotCo recurre a Giuseppe, un algoritmo que realiza las combinaciones más adecuadas para replicar esos “productos que no” y conseguir “productos que sí”.
Huelga decir que a estas alturas del panorama climático, cuando los objetivos 2030 se acercan inexorables, todas las actuaciones empresariales deberían estar alineadas con las exigencias de los ODS y aplicarlos a su cadena de valor. Sólo así se conseguirá el cumplimiento de los retos climáticos. En el caso de empresas que no son nativas sostenibles, urge la necesidad de adaptar su estrategia al panorama climático; tal es el caso de Cabify, que convirtió la sostenibilidad en un pilar completamente indispensable en la filosofía de la empresa y ha conseguido convertirse en la primera compañía de movilidad en Europa y LATAM en ser neutra en carbono. Si se quiere, se puede.
Queda mucho por hacer y, donde ahora existe vacío, los emprendedores pueden encontrarse con nuevas oportunidades. En el caso de América Latina, por ejemplo, sólo concentra el 4% de las inversiones sostenibles, según el informe Global Sustainable Investment Market, por lo que este largo camino queda todavía por explorar, oportunidad a oportunidad.