Hacia una industria de la moda más sostenible: empresas que están cambiando la forma de hacer las cosas
Hagamos un sencillo ejercicio. Abre la puerta de tu armario o, si no lo tienes delante, piensa en él. También en los cajones de tu cómoda repletos de ropa y en esas bolsas de almacenaje que descansan en tu canapé, llenas de prendas que esperan la llegada de su temporada para entrar en escena. El espectáculo se llama ‘fast fashion’ y se repite en millones de hogares de todo el mundo.
Basta con traducirlo a cifras para entender la envergadura del impacto que la industria de la moda tiene en el medio ambiente. Y es que, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), es responsable de la tala de más de 150 millones de árboles al año, del gasto de 93.000 millones de metros cúbicos de agua y las fibras sintéticas con las que se elabora la ropa, al desprenderse en cada lavado, están detrás del 35% de los microplásticos que hay en los océanos. Aún hay más, porque hasta el 8% del total de emisiones de gases de efecto invernadero proceden de su actividad.
No en vano, la ropa adquirida no llega al consumidor como por arte de magia. Su producción y distribución deja huella, la de un proceso que, como explican en el informe Sostenibilidad y circularidad en la cadena de valor del textil, también del UNEP, comienza con la producción de fibra, continúa por la fabricación del hilo y la del producto textil, sigue por su consumo y acaba con su destrucción o reciclado.
Si se quiere cumplir con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC respecto al nivel preindustrial urge actuar también desde la industria de la moda. Entre los pasos que sus empresas podrían dar se encuentran la descarbonización de los procesos de producción, el uso de energías renovables, apostar por la utilización de fibras recicladas, introducir medios de transporte sostenibles en la distribución o lograr sistemas que garanticen el éxito del reciclaje de los productos.
De hecho, que la industria de la moda ha tomado conciencia de que el cambio es necesario puede verse en la actualización de su Carta para la Acción Climática. Este documento, suscrito inicialmente en 2018, establecía el objetivo de reducir un 30% sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. En noviembre de 2021, coincidiendo con la celebración de la COP 26, los firmantes, 130 empresas y 40 organizaciones de apoyo, determinaron que la reducción debería ser del 50% para 2030 y se comprometieron a alcanzar las cero emisiones netas en 2050.
Desde grandes corporaciones que han suscrito esta carta en un claro compromiso de ir modificando sus prácticas para avanzar hacia la descarbonización hasta otras empresas que nacieron con una filosofía sostenible, estos son tres ejemplos de marcas que trabajan por hacer las cosas mejor:
Mango
La multinacional española es una de las firmantes de la Carta de la Industria de la Moda para la Acción Climática. No en vano, su Departamento de Sostenibilidad nació hace más de 20 años, en 2002. Desde entonces, las sensibilidades han cambiado y han requerido de pasos decididos en diferentes direcciones. La de la descarbonización es una de ellas.
De esta manera, entre los objetivos que se ha marcado la compañía están los de lograr reducir hasta un 80% las emisiones de alcance 1 y 2 para el año 2030 y en un 35% las de alcance 3. Para 2050 se han propuesto lograr la neutralidad de carbono. Para ello, ya trabajan en diferentes acciones implementadas en las áreas de producto, transporte, mantenimiento y obras.
Especial relevancia tiene en la compañía la apuesta por un diseño circular que permitiría la reutilización de prendas. De hecho, cuentan con que en 2030 su ropa se conciba con criterios de diseño circular.
Así, Mango ha definido tres estrategias. La primera, Give it back to the loop, está pensada para que las prendas se diseñen con un único tipo de fibra o menos accesorios, lo que las haría más reciclables. La segunda, Extended Life, persigue que la ropa sea más duradera; y la tercera, No Waste, busca el máximo aprovechamiento posible de los materiales empleados.
Y en todo esto, el consumidor también tendrá algo que aportar. Para implicarle en esa circularidad ya disponen en sus tiendas de puntos de recogida de prendas a las que se les quiera dar una segunda vida. Los partners de la compañía seleccionan esta ropa en función de si puede ser reutilizada como oferta de segunda mano, reusada en otras actividades o reciclada en nuevos materiales.
Tejidos Rebés
Esta empresa familiar catalana lleva desde 1955 trabajando en el diseño y la fabricación de tejidos y entre los objetivos que suscribió al firmar la Carta de la Industria de la Moda para la Acción Climática se encuentran los de lograr las cero emisiones netas para 2050. Y en ello están, avanzando en el camino de reducir el consumo de recursos que utilizan para desarrollar su actividad.
¿Cómo lo logran? Por un lado, apuestan por el uso de fibras recicladas y ecológicas en su modelo de producción. “Los algodones orgánicos G.O.T.S, el poliéster reciclado del fondo marino SEAQUAL, las viscosas sostenibles ECOVERO, el lino de origen europeo EUROPEAN FLAX, han pasado a ser nuestras materias primas más valiosas y mejores aliados”, enumeran en su página web.
Por otro lado, practican la proximidad, la de los telares con los que trabajan, lo que contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero ligados a los desplazamientos de los equipos y distribución del producto. También han disminuido el consumo de agua y energía en su proceso productivo, ayudando a limitar su huella de carbono.
De hecho, en su página web, acompañando a cada uno de sus productos, puede verse un desglose del tipo de material empleado para su fabricación, la cantidad de agua ahorrada y un informe de sostenibilidad en el que se indica el impacto que la fabricación del tejido en cuestión ha tenido en el medio ambiente.
Beat a Bee
Esta marca de ropa deportiva femenina hecha en Colombia nació demostrando que lo sostenible no es incompatible con un diseño cómodo y de tendencia. “Para hablar de libertad y movimiento, tenemos que pensar primero en nuestro impacto ambiental y en cómo cada decisión que tomamos hoy puede restringirnos en el futuro. Por eso, creemos en prácticas críticas y sostenibles al momento de crear todas nuestras prendas”, escriben, a modo de declaración de intenciones, en su página web.
Y es que la sostenibilidad forma parte de su ADN desde su concepción y posterior planteamiento de sus procesos de producción, en los que la reducción de recursos utilizados y la apuesta por una economía circular son las piedras angulares.
Para lo primero, han logrado eliminar el uso de agua en el momento de la estampación gracias a una técnica digital en la que, tanto la impresión del papel como las tintas usadas, luego se reciclan y se reutilizan. ¿El resultado? Consiguen reducir la cantidad de desechos generados en la producción de sus prendas.
Lo segundo, en cambio, lo logran recurriendo a nylon reciclado y reciclable para la creación de sus diseños. De esta manera, no consumen recursos naturales y contribuyen, de nuevo, a reducir los desechos.
Tres nombres propios que representan a tres tipos diferentes de empresas, desde la gran multinacional hasta la empresa familiar, pasando por otra de creación más reciente, y que demuestran que hay distintas maneras de iniciar el cambio hacia una industria más sostenible que contribuya a cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Y es que reducir el impacto de la actividad empresarial en el medio ambiente está a la orden del día en prácticamente cualquier compañía. Cabify, en su compromiso de hacer de las ciudades mejores lugares para vivir, ayuda a las empresas a moverse de manera más sostenible.
Los Objetivos de la Estrategia de Negocio Sostenible de Cabify para 2022-2025 persiguen lograr que el 100% de los viajes con Cabify se realicen en vehículos eléctricos o descarbonizados para 2025 en España y para 2030 en Latinoamérica, así como la formación de la totalidad de los empleados en ética y sostenibilidad.
Además, Cabify es 100% neutro en carbono desde el año 2018 y emite certificados de compensación para aquellas empresas que lo escogen como su proveedor de movilidad. Porque sí, también cuenta con proyectos para cuidar el medio ambiente en los lugares en los que opera.