Voluntariado corporativo ambiental: qué es y por qué es bueno que lo apliques en tu empresa.
Plantación de arbustos, colocación de cajas nido, limpieza de playas, construcción de charcas para anfibios, riego de árboles cuando llegan las altas temperaturas, construcción de hoteles para insectos… Además de ser actividades con las que se contribuye a cuidar nuestro medio ambiente, todas estas acciones tienen en común el ser opciones por las que una empresa puede apostar para desarrollar lo que se conoce como voluntariado corporativo ambiental.
El voluntariado corporativo ambiental (VCA) es “una vía poderosa para que empresas, de la mano de organizaciones sociales y voluntarios, contribuyan a construir un futuro sostenible a través de iniciativas que permitan hacer frente a los desafíos actuales, tales como el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación ambiental”. Esta es la definición que hace del VCA Stefanía Yapor, investigadora y consultora uruguaya en voluntariado corporativo, en un artículo publicado por el diario dominicano de tirada nacional Diario Libre.
De hecho, puede decirse que la elección de este tipo de proyectos es ya una tendencia al alza. Al menos, eso demuestran los resultados del Estudio del voluntariado corporativo en las empresas que reflejan que el 60,7% de las compañías encuestadas optaron por realizar un voluntariado medioambiental, solo superado por el social (86%) y el Educativo (67,3%). Es más, el 15,9% de las empresas preguntadas aseguraron haber alineado sus acciones de voluntariado con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 13: Acción por el clima.
Para desarrollar este informe, que fue publicado en octubre de 2020, se realizaron encuestas a 225 empresas de 21 países de Europa y Latinoamérica, siendo el 54% europeas, fundamentalmente españolas (58%); y el 46% latinoamericanas, principalmente brasileñas (23,3%), mexicanas (21,4%) y argentinas (17,5%). Sus autores son Voluntare, una red internacional integrada por empresas y entidades del tercer sector y académicas, con el apoyo de Voluntarios de La Caixa.
Por qué deberían aplicarlo las empresas
El voluntariado corporativo, dentro del que se enmarca el medioambiental, es fuente de beneficios para todos los implicados en cada proyecto: empresa, trabajadores-voluntarios y la sociedad. Así lo especifica, Medisoa, Consultoría ambiental jurídico-técnica, que identifica los siguientes aspectos positivos:
- Aumento del bienestar de los empleados quienes, al verse como agentes activos en el cambio social, se siente más comprometidos con la compañía. Es más, el Estudio del voluntariado corporativo en las empresas detectó que este compromiso ascendía hasta el 94,6%, lo que también facilita la captación y retención del talento.
- Fomenta el sentimiento de pertenencia a la empresa, al estar involucrándose en una actividad que está alineada con sus valores. Esto también termina por traducirse en un mejor ambiente de trabajo.
- Mejora la formación de los empleados, ya que, para enfrentar las tareas del voluntariado, en muchas ocasiones, deberán desarrollar nuevas competencias y habilidades.
- Incrementa la percepción externa positiva de la empresa. Al asociar la marca de una compañía a actividades de voluntariado medioambiental orientadas a cuidar de nuestro entorno, su imagen y su reputación mejoran entre clientes, accionistas y proveedores, pero también en el conjunto de la sociedad.
- Se genera una conexión con la comunidad que se beneficia de ese voluntariado. Este tipo de proyectos suponen un aporte de valor social y ambiental al entorno en el que se desarrollan, lo que suele traducirse en esa conexión.
- Abre una vía de conexión entre empresa, empleados y comunidad que permite conocer mejor las necesidades de esta última.
Y sí, cualquier empresa con independencia de su tamaño, de los recursos de los que disponga, de a qué se dedique o del número de voluntarios con los que vaya a contar, puede comenzar a desarrollar este voluntariado corporativo ambiental. Empezar es tan sencillo como ir dando los pasos que se recogen en la Guía para promover el voluntariado desde la empresa, editada por la Obra Social La Caixa:
Y ahora que sabes el por qué te contamos cómo hacerlo
1. Piensa antes de dar el primer paso
Implantar un plan de voluntariado corporativo ambiental está muy bien, pero previamente conviene tener muy claros aspectos como la misión, la visión y los valores con los que se asocia la empresa; así como otros más mundanos como pueden ser la cantidad de recursos humanos, materiales y económicos de los que disponemos.
Entender el entorno y la sociedad en la que operamos y analizar qué consecuencias podrían tener nuestras acciones de voluntariado en ellos, además de en nuestro equipo y en nuestra reputación, son aspectos que tampoco pueden pasarse por alto. Como si se tratara de la puesta en marcha de un negocio, puedes recurrir al esquema DAFO para analizar las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades de las acciones que plantees.
En última instancia, habrá que tener en cuenta que aquella actividad por la que nos decidamos esté alineada con el ámbito de actuación de nuestro negocio, ya que esto nos permitirá, con mayor eficiencia, poner nuestros conocimientos y recursos al servicio de la causa en cuestión.
2. Nombra a un coordinador
Puedes pensar que no es necesario, que un plan de voluntariado no es algo estratégico en tu empresa y que no requiere de una persona que lo coordine. No obstante, para que los proyectos en los que decidáis involucraros arranquen y se desarrollen, vais a necesitar a alguien que los haga avanzar. Traducido al día a día, vendría a ser una persona que tenga una visión clara y general del plan de acción, que se encargue de marcar los pasos a dar, de definir los tiempos, de destinar los recursos necesarios para ello, de solucionar los problemas que vayan surgiendo y, a poder ser, que tenga una especial sensibilidad por los temas medioambientales con los que trabajará.
Aunque puede contratarse a una persona externa e incorporarla a la plantilla, normalmente, este tipo de planes suelen liderarlos trabajadores de los departamentos de Comunicación, Relaciones Públicas o Recursos Humanos.
3. Involucra a los trabajadores en la cultura corporativa
Necesitas saber qué trabajadores de tu plantilla estarían interesados en participar en un proyecto de voluntariado y, de ser así, con qué tipo de acciones se sienten más comprometidos y qué disponibilidad podrían ofrecer.
El envío de encuestas y formularios puede ser una buena herramienta para obtener esta información, así como otros datos relacionados con su experiencia previa en este tipo de actividades, con qué modelos de voluntariado se sienten más cómodos o si tienen alguna propuesta o idea que sugerir. También es posible comenzar a ofrecerles charlas que sensibilicen sobre cómo influyen positivamente en la comunidad los proyectos de voluntariado ambiental o, incluso, apostar por algo de formación.
Con este tipo de acciones, estaríamos plantando la semilla de lo que sería posteriormente la comunicación interna del plan de voluntariado.
4. Estudia cuáles son las necesidades de la comunidad
Poner en marcha un plan de voluntariado corporativo ambiental no es llegar y plantar árboles porque sí. Hay muchas y muy variadas opciones, y la que nosotros escojamos no tiene que ver únicamente con los intereses de nuestros empleados o el campo de acción en el que podamos ser más útiles: hay que dialogar con la comunidad a la que nuestro voluntariado vaya a impactar.
En este punto del proceso, resulta muy útil entrar en contacto con fundaciones u organizaciones con las que posteriormente se valore la posibilidad de establecer alianzas. De este modo, se puede aprovechar su conocimiento sobre la problemática a abordar, sobre los destinatarios de las acciones, su profesionalidad y su reputación.
5. Diseña el programa
Con toda esta información sobre la mesa, y teniendo en cuenta las necesidades sociales y las prioridades de la empresa, comienza el trabajo de diseño del programa, que debe realizarse “teniendo en cuenta la opinión de empleados y entidades sociales beneficiarias para que el proyecto no sea una mera operación estética autocomplaciente, sino un programa que impacte de forma efectiva y positiva en la sociedad”, explican en la Guía para promover el voluntariado desde la empresa.
En general, podemos decir que el programa consiste en un plan de trabajo que incluye un calendario, los objetivos, qué recursos se destinarán para alcanzarlos, pautas para su promoción interna, herramientas para evaluar y medir…
¿Recomendación nivel experto? Empezar por marcarse metas realistas para cumplir con ellas. En caso de no lograrlo, podría generar desconfianza entre nuestros socios y desmotivación entre los voluntarios.
6. Comunícalo internamente
Dar a conocer entre tus empleados la existencia del programa será la principal vía que tengas para reclutar voluntarios. Plantéalo como si se tratara de lanzar tu próxima campaña. Debes definir los targets y cómo te dirigirás a ellos (por ejemplo, no es lo mismo hablarle al potencial voluntario, que a los jefes de departamento que en última instancia tienen que dar luz verde a la participación de los empleados en ciertas actividades); escoge bien los mensajes y los datos que compartirás con cada colectivo; también puedes crear reuniones guiadas por los responsables del proyecto para que los interesados reciban información de primera mano; existe la opción de animarles a visitar sitios web o redes sociales que se hayan podido crear sobre el programa…
7. La hora de la verdad: pon en marcha el plan, haz el seguimiento y evalúa
Tras formalizar los acuerdos necesarios con las organizaciones implicadas en nuestro programa de voluntariado ambiental y haber intercambiado los datos e información imprescindible para hacer posible la colaboración, comenzaría la fase de implementar sobre el terreno nuestro plan. En este último paso, resulta especialmente relevante las labores de coordinación de todos los implicados, así como el seguimiento constante para poder solventar los fallos, monitorizar si se están cumpliendo los objetivos e, incluso, llegar a reconducir la estrategia en caso de ser necesario.
E importante, no te olvides de medir. Y cuando hablamos de medir, nos referimos a recoger información relativa a los objetivos que querían alcanzarse, a los recursos empleados o a si se ha mejorado aquello en lo que se trabajaba y en qué porcentaje y, con todo ello, elaborar un informe donde se analice también el retorno de la inversión.
Y es que, en la actualidad, el momento de la evaluación es uno de los que más necesitan reforzar las empresas, ya que, según datos del Estudio del voluntariado corporativo en las empresas, el 43,1% reconoce que se centra en medir únicamente la satisfacción de los voluntarios, dejando de lado los resultados sociales o los indicadores de impacto.
Esta sucesión de pasos, pueden servirnos de ruta para lanzarnos a desarrollar un programa de voluntariado corporativo ambiental que, vinculado a los valores de nuestra empresa, alineado con los intereses de nuestros trabajadores y teniendo en cuenta las necesidades de la comunidad a la que se dirija, pueda traducirse en un impacto positivo para todos los participantes.