Reskilling y upskilling son dos anglicismos que llevan tiempo copando las conversaciones de los departamentos de Recursos Humanos. Tener claro qué son, para qué sirven y cómo es posible implementarlos de forma inteligente en nuestra compañía resulta fundamental para lograr, entre otras cosas, la tan ansiada retención de talento.
Y es que ambas palabras se engloban dentro de lo que se conoce como Lifelong Learning (otro anglicismo) o, lo que es lo mismo, la formación continua, algo que el 83% de los trabajadores considera muy importante.
Son datos del informe Employer Brand research 2022 elaborado por Randstad, según el cual, además, el 74% de los entrevistados aseguraron que era muy probable que optaran por quedarse en su empresa si se les ofrecieran oportunidades de reciclaje o de actualización de sus conocimientos. Si se les ofrecieran, precisamente, oportunidades de reskilling y upskilling.
Cuando usamos la palabra reskilling lo hacemos para referirnos “a la capacitación de un trabajador para otro puesto, a través de la dotación de nuevas habilidades y competencias”, como explican en este artículo de la Fundación Adecco. El upskilling, por su parte, es “la formación de un profesional en nuevas habilidades y competencias que le permiten crecer en su rol actual, mejorando su productividad en el propio puesto o facilitando la promoción interna en la empresa”.
Gracias a este tipo de iniciativas, los empleados se reciclan continuamente y mantienen su competitividad en el mercado y, con ello, la de la empresa que puede seguir dando respuesta a las cambiantes necesidades de sus clientes. Además, las compañías tienen más fácil el cubrir vacantes para las que, muchas veces, no encuentran candidatos externos.
Esta retención de talento se traduce en una reducción de los costes derivados de los largos procesos de contratación y también en equipos de trabajo sólidos, integrados por una mezcla de empleados especializados (upskilling) y versátiles (reskilling), capaces de dar respuesta de manera flexible a los cambios.
Cualquier compañía puede desarrollar planes de formación en los que se incluyan opciones de upskilling y reskilling. Desde este artículo de Iberdrola recomiendan, siempre teniendo en cuenta las particularidades de cada empresa, cumplir con una serie de pasos a la hora de implementarlos:
1. Analiza el entorno en el que tu empresa realiza su actividad. Este primer paso es fundamental para entender los cambios que se estén produciendo y, de ahí, deducir si tu compañía es capaz de dar respuesta a las necesidades de sus clientes con su equipo actual o si, por el contrario, debe incorporar nuevos perfiles o adaptar los ya existentes a través de la formación.
2. Estudia tu plantilla. Entiende qué habilidades, conocimientos y competencias tiene cada integrante de tu equipo. También ten en cuenta sus intereses, qué plan de desarrollo profesional esperan de la empresa y cómo se relacionan con sus compañeros. Con ello en mente, podrás definir el tipo de formación, upskilling o reskilling, que mejor se ajusta a cada uno de ellos para, en conjunto, seguir contando con una plantilla competitiva.
3. Diseña el sistema de formación. Un plan de formación completo deberá abordar, en primer lugar, los conocimientos básicos de la materia a impartir, los que la normativa considera obligatorios. Con esto cubierto, se pueden ir sumando módulos extraordinarios que tengan que ver con el sector en el que se trabaja, el negocio en sí o el desarrollo de las habilidades de los propios trabajadores. Entre las recomendaciones de los expertos: digitalización de la formación y flexibilidad horaria. A ser posible, dentro de la propia jornada laboral.
En un artículo publicado por El Confidencial, Rita González, directora de Randstad Learning, explicaba que, en la actualidad, la formación tiene que ofrecerse de manera “más experiencial, con diseño adaptado a la multicanalidad, con expertos reconocidos, con unidades de aprendizaje más breves, pero impactantes”.
4. Evalúa. Y hazlo continuamente. Lo primero te servirá para entender si, efectivamente, se están dando cambios y si las nuevas competencias y conocimientos adquiridos por los empleados sirven para dar respuesta a las necesidades detectadas. Lo segundo, la continuidad en la evaluación, te permitirá ver si el progreso se mantiene y si no, realizar cambios a la mayor brevedad posible.
Los planes de formación continua, con sus correspondientes propuestas reskilling y upskilling, contribuyen a crear empleo estable y de calidad, con entornos en los que se favorece el desarrollo profesional y, con ello, a mejorar la reputación corporativa de nuestra empresa, facilitándonos la retención del talento y también su captación.